Si el Che viviera lucharía por la soberanía nacional, lucharía por el socialismo
Hace ya más de 150 años un teórico y militante alemán supo decir que las clases dominantes intentan, siempre, que sus estrechos intereses pasen por los intereses del conjunto de la sociedad. Pero ¿cómo los trabajadores, objetivamente perjudicados por los capitalistas, se identifican con los intereses de éstos? Porque estos últimos construyen su legitimidad mediante formulaciones hegemónicas que ocultan el todo tras la parte.
Hoy, el gobierno nacional da cátedra de ese “mecanismo” inherente a la dominación capitalista, la construcción de hegemonía. El kirchnerismo busca mostrarse como vocero y representante de los intereses comunes de todos los y las que habitamos el suelo argentino, levantando y apropiándose de la flameante bandera de la “Soberanía Nacional” como supuesta consigna central en su perspectiva programática y discursiva. Este eje instalado en principio por el justo reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas y luego con la medida sobre Repsol YPF, también viene en un combo: es que, nuevamente, detrás de estas partes, se oculta el todo. Se oculta la falta de soberanía que implica permitir el saqueo del subsuelo, se oculta que tras la salida de un monopolio español como REPSOL hay varios pulpos norteamericanos en lista de espera para reemplazarlo, se oculta la megaminería a cielo abierto que el gobierno defiende, se oculta la falta de soberanía que implica que el 80% de la economía se encuentre trasnacionalizada, se oculta lo poco soberana que es la sanción de la ley antiterrorista a pedido de la Casa Blanca.
Desde nuestro punto de vista, la Soberanía Nacional es un eje central que no puede ser abordado de manera parcial o engañosa como lo hace el oficialismo. Implica tener presentes todos los aspectos que atraviesan a nuestra clase y a nuestro pueblo. Pensamos que no puede haber una plena soberanía en nuestra patria sino hay un cambio social, político, económico y cultural profundo que rompa las estructuras de dominación, de opresión, y de explotación que hoy siguen vigentes y que recaen duramente sobre las amplias filas de trabajadores y trabajadores que habitan nuestro suelo.
Podemos reconocer el carácter progresivo de la expropiación del 51% de YPF, pero eso no implica soberanía nacional. No hay soberanía nacional si no se recuperan los 42.000 puestos de trabajo perdidos con la privatización menemista que el kirchnerismo apoyó desde Santa Cruz; no hay soberanía nacional con un 35% de precarización laboral, no hay soberanía nacional con explotación…
En tiempos de "polarización" en el debate, decimos que no hay patria sin socialismo, creemos que si el Che viviera, lucharía por la soberanía nacional, que no es otra cosa que el socialismo.
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